La utilización de la biotecnología como herramienta agrícola redujo, en general, un 20% el impacto ambiental de la producción, considerando los rubros de soja, maíz, algodón y trigo en el lapso de 2000 a 2008, según informó Michael Doane, de Monsanto, apoyado en estudios realizados por la organización Field To Market. Fue durante la visita de un grupo de periodistas sudamericanos a la planta Chesterfield de esa firma.DECATUR, Illinois (Víctor Pizzurno, enviado especial).-
El impacto ambiental de la agricultura se redujo en forma general en un 20% en el periodo comprendido entre los años 2000 y 2008, considerando las reducciones del uso de agroquímicos, agua, utilización de combustibles, menores emisiones de carbono y de pérdida de suelo, así como también por el ahorro en área de cultivos mediante el aumento de la productividad, en los Estados Unidos, de acuerdo con las explicaciones realizadas por el especialista de Monsanto Michael Doane.
El mismo detalló a los periodistas sudamericanos que el estudio abarca los cultivos de soja, maíz, algodón y trigo.
Impulso a la producción
Agregó que la biotecnología significó un impulso de producción de 132 millones de toneladas métricas más de cosechas en ese lapso.La soja OGM es sustentable, sostienen
Por otra parte, según el estudio de un grupo de trabajo liderado por el doctor Larry G. Heatherly, de la Council for Agricultural Science and Technology (CAST, por sus siglas en inglés: Consejo para la Tecnología y la Ciencia Agrícola), que evaluó la sostenibilidad de la producción de soja en Estados Unidos, comprobó muy grandes beneficios en relación con factores económicos y el medioambiente, tras la adopción de la biotecnología en dicho cultivo oleaginoso.
Los resultados del informe del CAST indican que la producción de soja genéticamente modificada en los Estados Unidos era del 92% del área que cubría este rubro en el año 2007, que era de más 30,6 millones de hectáreas.
La investigación señala que tras la combinación de la biotecnología con el sistema conservacionista de la siembra directa se produjo la reducción de la erosión del suelo en un 93 por ciento, con lo que se conservaron más de 1.000.000 de hectáreas de tierras de primera calidad.
Igualmente, la biotecnología propició en el cultivo de la soja una disminución del 70 por ciento de los residuos líquidos de herbicidas y también una baja de 147.000 toneladas en emisiones de CO2, desde que se empezó a implementar la biotecnología en los campos de soja combinada con la siembra directa.
Otro aporte de la agricultura conservacionista en la soja fue la reducción del 80 por ciento de la contaminación con fósforo de las aguas superficiales y la baja anual en la pérdida por evaporación de la humedad del suelo de 5,9 pulgadas.
A su vez, las reducciones del consumo de combustible fueron superiores al 50% en los cultivos de soja.
Otra fuente, el ISSSA (por sus siglas en inglés: Servicio Internacional para la Adquisición de Aplicaciones Biotecnológicas) calcula que los principales motivos por los que los agricultores de EE.UU. han adoptado rápidamente el cultivo de soja biotecnológica son la reducción del 56% de los costos de producción y el aumento del 44% de la productividad, así como a la mayor simplicidad y flexibilidad de la gestión de las cosechas.
Historia
La producción de habas de soja en los EE.UU. ha cambiado desde su introducción inicial en el “Corn Belt” (cinturón del maíz) a mediados del siglo XIX.
Inicialmente, la cosechas de soja se destinaba principalmente a la producción de forraje y recibió una aportación mínima.
El cultivo de soja evolucionó con el tiempo hasta convertirse en una producción de semillas de soja, constituyendo hoy día una fuente esencial de proteínas para forraje de animales y una fuente de aceites vegetales para el consumo humano.
La producción de soja supone aproximadamente el 22% de las cosechas recogidas en terrenos cultivados, lo que corresponde a más de 29 millones de hectáreas en 31 estados de los EE.UU.
FUENTE: Agriculturers.com